MADRE TERESA DE CALCUTA: LA HUMILDAD
Años atrás una amiga me regaló un
librito sobre pensamientos de la madre Teresa. Concretamente hay uno que
me gusta especialmente, el de la humildad. Me gusta porque la madre
Teresa explica a la perfección en qué consiste ser humilde. Es
importante conocerse uno mismo como parte de un crecimiento espiritual:
el conocimiento de uno mismo permite conocer y creer en Dios. Y el
crecimiento de uno mismo produce humildad. ¿Por qué, pienso yo? Pues
sencillo: porque cuando te conoces de verdad es cuando te das cuenta de
tus limitaciones.
El que no cree tener limitaciones no se conoce a sí mismo. Fijáos lo que dice la madre Teresa: "¿Quiénes somos nosotros para condenar a nadie? Es posible que veamos a alguien realizar algo que no nos parece correcto, pero ignoramos por qué lo hace".
El que no cree tener limitaciones no se conoce a sí mismo. Fijáos lo que dice la madre Teresa: "¿Quiénes somos nosotros para condenar a nadie? Es posible que veamos a alguien realizar algo que no nos parece correcto, pero ignoramos por qué lo hace".
Algunos consejos para ser humilde, según la madre Teresa:
- Hablar lo menos posible de uno mismo (vamos, eso es un defecto universal..., y si no cuando las madres nos ponemos a hablar de las excelencias de nuestros niños...).
- Evitar la curiosidad y el chismorreo. (Recuerdo un sacerdote que decía que se "rajaba" (criticaba) demasiado a los demás... y que la crítica es cosa de desocupados. Cuánta razón tiene.
- Evitar las confrontaciones cediendo frente a la voluntad de los demás.
- Ser corteses y delicados, incluso si alguien te provoca.
- No tratar de ser admirados y amados.
- No atrincherarse detrás de la propia dignidad.
¿Por qué la iglesia dice que el hombre
es "pecador"? Pues ni más ni menos que por el hecho de que todos,
absolutamente todos, nos equivocamos (unos más que otros, pero todos).
No es que la iglesia quiera perseguirnos a todos y fustigarnos y
castigarnos para hacernos vivir un infierno en vida... Es simplemente
por el hecho de que somos seres limitados, y cuanto antes lo aprendamos,
mejor que mejor. Y a partir de ahí se puede conseguir estar alegre...
No por buscar no equivocarnos, sino por el hecho de levantarnos una y
mil veces cada vez que nos equivoquemos.- Hablar lo menos posible de uno mismo (vamos, eso es un defecto universal..., y si no cuando las madres nos ponemos a hablar de las excelencias de nuestros niños...).
- Evitar la curiosidad y el chismorreo. (Recuerdo un sacerdote que decía que se "rajaba" (criticaba) demasiado a los demás... y que la crítica es cosa de desocupados. Cuánta razón tiene.
- Evitar las confrontaciones cediendo frente a la voluntad de los demás.
- Ser corteses y delicados, incluso si alguien te provoca.
- No tratar de ser admirados y amados.
- No atrincherarse detrás de la propia dignidad.
Una vez conscientes de nuestras limitaciones, creo, en mi modesta opinión, que es fundamental darle un sentido trascendental a nuestra vida. Una cosa sin la otra es como estar cojo. Si me doy cuenta de mis miserias y no tengo visión trascendental corro el riesgo de desesperarme y deprimirme. Si tengo una visión trascendental pero no reconozco mis fallos, es como "el que tiene un tío en Granada, que no tiene nada". Obviamente esto es una opinión, pero creo con sinceridad que tiene que ser muy difícil vivir sin ser consciente de nuestros fallos y sin visión sobrenatural.
Son 5.080 el número de Misioneras de la Caridad, orden religiosa fundada por la madre Teresa de Calcuta; distribuidas en 765 casas alrededor del mundo. En Roma tienen 7 casas y en toda Italia llegan a 21.